Día 4:
Para el domingo lo primero que tenía en mi programación era ir a ver una misa gospel, así que, después de mi particular desayuno americano me dirigí al subway para llegar al barrio de Harlem y asistir a la misa, confieso que no tenía muchas expectativas e iba porque la gente me lo había recomendado pero tengo que reconocer qué no solo me ha encantado sino que además sentí un pellizco en el estómago que me removió muchas emociones, cosa que me sorprendió muchísimo.


Después de casi 2h de misa decidí marchar porque no iba a llegar hacer todo lo programado en el día ya que era el día en que me iba a perder por Central Park. ¿Tenía las espectativas muy altas? Sí ¿Me ha defraudado? Ni un poquito, sino todo lo contrario. Uno de mis temores era que al venir a la gran manzana con el otoño tardío ya no quedarán hojas en los árboles y se viera muy desangelado, pero para nada, todavía había muchos árboles que mantenían las hojas en los colores tan maravillosos que les otorga el otoño. Para mí ha sido una experiencia súper bucólica, no descarto volver a perderme unas horas más otro día.











Entre media del paseo por Central Park salí para ir a visitar el Guggenheim, por una vez los Yankees no ganan. En mi opinión personal, el Guggenheim de Bilbao es mucho más espectacular, tanto arquitectónicamente hablando como los espacios interiores para las exposiciones.





Después de pasear por el museo fui a comer al Shake Shack, lo definiré de forma rápida y concisa, es una cadena de fast food muy famosa en EEUU, diré que la hamburguesa fue correcta para lo que es el sitio, me habían hablado muy bien de esta cadena de comida pero para mi ha sino una hamburguesa fast food sin más.

Cuando terminé de comer, volví a Central Park y cuando me dí cuenta tuve que salir disparada al metro porque no llegaba a la visita al Empire State, tenía la entrada reservada para el sunset, a las 16h, en esta época del año a las 17h-17:30h ya es de noche, reconozco que me gustó mucho más el Observatorio ya que no había tanta gente y podías disfrutar de las vistas de una forma mucho más relajada.





Cuando ya estuve extasiada de tener la cuidad a mis pies bañada con una luz espectacular, me dirigí a Times Square, que todavía no había paseado por él. Ha sido como me lo esperaba, muchísima gente y una cantidad ingente de lúmenes en las fachadas de los edificios que están repletos de paneles leds llenos de publicidad.


Antes del ataque epiléptico me dirigí hacia el hotel, no sin antes pasar por un 7 eleven a comprar fruta y una bebida proteica porque empezaba acusar la falta de hidratación, bebía poco para tener que ir poco al excusado.

Llegué tan cansada al hotel que al final decidí que cenar de fruta era una idea genial mientras mantenía los pies en alto y repasaba el día que había disfrutado.
Día 5:
El quinto día en NYC tocaba visitar Bryan Park, al haber pista de hielo era un candidato para patinar pero debido a que las temperaturas fueron «altas» había zonas encharcadas por lo que descarté patinar por si había culazo al canto, la intención inicial era subir al Rockefeller Center pero como cuando pasé todavía estaba cerrado y había poca gente haciendo cola decidí que era buen momento par air hacer fotos a la pista de hielo con el árbol que ponen en la parte trasera del Rockefeller.

Cuando quise ponerme a la cola ya daba la vuelta a la manzana así que debido a eso y que el día estaba nublado y con niebla decidí hacer cambios de planes e irme directamente al MOMA.
En un principio me dijeron que hasta las 1pm no podría entrar pero cuando fui a buscar la entrada para así ya tenerla, me dijeron que al estar de vacaciones podía entrar al momento. La exposición fue muy interesante, vi desde esculturas muy curiosas hasta «La noche estrellada» de Vicent Van Gogh.


Del museo decidí ir a comer a Urbanspace un espacio multicultural donde elegir qué sabores del mundo te apetece comer hoy; había tanta cosa donde elegir que me costó decidir.

Después de comer fui hacia el edificio de la ONU, al no poder acceder solo pude ver la fachada así que seguí por la 1st st. hacia el norte hasta que llegar a la estación donde se coge el teleférico para ir a la isla de Roosevelt.

La Isla de Roosevelt es una isla, valga la redundancia, en medio del río del Este, entre la isla de Manhattan y Queens. Actualmente hay un campus con escuelas de negocio, la Cornell Tech. También se puede ver lo que queda de la fachada, está entibada para mantenerla en pie, de un antiguo hospital, el City Hospital.




Cuando acabé de dar la vuelta por la parte que estaba habierta de la isla, hay una parte que está cerrada por obras, volví a coger el teleférico para volver hacia Manhattan, cogiendo la 60th St. hacía el oeste hasta llegar a Central Park, no recomiendo pasear por Central Park anochecido ya que está muy solitario y las ratas campan a sus anchas, ¡¡¡¡si RATAS!!!!
Pero una vez superado este trance llegué a Columbus Circle donde quería ir a ver varias tiendas del centro comercial que hay en la misma plaza.
Como no podía ser de otra manera, no pude resistir ir al supermercado a investigar, me chifla visitar mercados y supermercados de las ciudades que visito, de hecho cuando vivía en Barcelona era asidua de ir a comprar a los mercados que me quedaban cerca de dónde vivía. Este super me resultó muy curioso y muy grande, al final decidí comprar la cena. Una cosa que me ha resultado muy curiosa es que el tarro grande de fruta variada cortada valía $11 y un Tupper de comida preparada $12, la oferta de comida sana, como fruta y verduras de temporadas es muy cara comparada con toda la oferta de comida preparada y ultra-procesada, ahora entiendo porque la gente come tan mal.
Finalmente terminé el día dando un paseo desde Columbus Circle hasta el hotel.
Dia 6:
El sexto día era especial para mí ya que tenía planeado ir a patinar sobre hielo en Central Park. La idea original era patinar a las 10h cuando abren la pista de Central Park pero cuando llegué las entradas de las 10h ya estaban sold out así que cogí entrada para las 13:15h para tener tiempo de ir a visitar el MET.

Reconozco que este museo se me ha hecho intenso, tal vez fue porque me empecé a encontrar mal ya que hacía muchísima calor dentro y al dar temperaturas muy bajas iba bastante abrigada. También porque es un museo enorme donde hay muchísimas cosas por ver. Estoy segura que puedes estar 8h paseando y mirando cosas y no acabas. Cuando me dí cuenta tuve que salir escapada hacia la pista de hielo porque se me había echado el tiempo encima.
Mientras hacía la cola para coger los patines me entraron los nervios porque hacía años que no patinaba, la última vez que lo hice mi hermana acabó con la muñeca rota… De eso hace ya como 7 u 8 años. Pero una vez en la pista y después de un par de vueltas de reconocimiento me solté y acabé hasta sin abrigo del calor que tenía, ha sido la experiencia más chula de mi vida, ¡¡¡¡HE PATINADO EN CENTRAL PARK!!!!

Después de salir feliz como una perdiz fui a comer a un italiano que me supo a gloria, de entrante pusieron pan, pero pan «de verdad», con aceite, con lo que me gusta el pan y hacer sopitas en el aceite.



Luego de camino al hotel he pasado por un Target, es un super donde hay de todo, comida, bricolaje, menaje y como no podía ser de otra manera compré cosas para probar. Una vez en el hotel tocó cambio rápido de look ya que esa noche tenía entradas para ir a ver el musical de Aladdin.

Siempre que viajo a ciudades donde hay teatros con espectáculos interesantes intento ir a ver teatro o musicales, hasta la fecha en mi top 1 de musicales estaban «Los Miserables» que vi en Londres para mi 29 cumpleaños, pero el majestuoso espectáculo que ví en Broadway hizo que Aladdin pase a ser el n°1. Así que el ranking de los 3 mejores queda así:
1. Aladdin (NY, 2021)
2. Los Miserables (Londres, 2016)
3. El Rey León (Madrid, 2015)
El sexto día fue un día muy especial ya que hice varias cosas que tenía en mi wish list: patinar en Central Park y ver un musical de Broadway.
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